El silencio y el aislamiento pueden ser factores de riesgo debilitantes en el proceso de duelo, ya que privan a las personas del apoyo necesario para sanar. Algunas causas del silencio pueden incluir la falta de comprensión de los demás, el miedo a incomodar o perturbar a quienes están de duelo, o incluso el propio miedo a enfrentar la realidad de la pérdida. El impacto del silencio en el duelo puede ser devastador, contribuyendo a sentimientos de soledad, abandono y desesperanza.
El aislamiento también representa un riesgo significativo, ya que priva a los dolientes de la conexión humana y el consuelo que tanto necesitan durante este tiempo difícil.
El distanciamiento social, la falta de redes de apoyo y la sensación de estar desconectado pueden exacerbar el dolor y prolongar el proceso de duelo.
Se hace necesario encontrar alternativas de acompañamiento sanas y constructivas. Desde, espacios de acompañamiento al duelo , grupos de apoyo hasta terapia individual, existen muchas formas de encontrar consuelo y apoyo durante el duelo.